In the days of lace-ruffles, perukes and brocade
RUDYARD
KIPLING
—T'is
for high-treason quoth a very little man,
whispering
as low as he could to a very tall man
that
stood next him.
—Or
else for murder —quoth the tall man.
—Well
thrown, Sice-ace! —quoth I.
STERNE
Tristram
Shandy, cap. CCVIII
Larga soirée
de otoño
un salón
abierto
en
ventanales sobre un porche
llega olor
a jazmín
(las luces
son tenues y amarillentas;
en las
paredes se enfrentan
doradas
cornucopias)
Sinuosos
sofás se abandonan
en un
sueño
de
labrado
terciopelo
geométrico
(alternan
con mesitas de caoba de la India
que habrían
sido caras a Kipling
sostenidas
por cabezas de elefantes con colmillos de marfil)
Un fuego
calienta la estancia
crepitan
mondas secas de naranja
En la mesa
del salón se fuma
se
juega
indolentemente al pináculo
Alguien
propone pasar al poker
hay quien lo
reputa una ordinariez
Alguien
sugiere hacer café
Alguien
huele con unción
una caja
de tabaco
Algunos
(émulos de Samuel Beckett)
convienen
en que habría que hacer algo
levanto la
mirada de las cartas
por el
pálido ventanal pasa
fantasmal
un
vestido de mujer