sábado, 31 de julio de 2010

El tiempo ya no es lo que era




Contaba Julio César de sí mismo
que al cumplir los treinta años
recordó lo que a esa edad
había llegado a ser Alejandro,
y lloró.
La noticia tiene una intención meramente estética.
Yo no suelo tener ganas de llorar.
Ni siquiera he pensado
si alguna vez he renunciado
a ser todos los hombres que pude haber sido.
Todo ha sucedido
demasiado rápido.